sábado, 26 de marzo de 2011

El Ratón

Un ratón, mirando por un agujero en la pared ve a un granjero y a su esposa abriendo un paquete. Pensó qué tipo de comida podía haber allí. Quedó aterrorizado cuando descubrió que era una trampa para ratones. Fue corriendo al patio de la granja a advertir a todos: "hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa!"

La gallina, que estaba cacareando y escarbando, levantó la cabeza y dijo:
"Discúlpeme Sr. Ratón, yo entiendo que es un gran problema para usted, mas no me perjudica en nada, no me incomoda".

El ratón fue hasta el cordero y le dijo: "Hay una ratonera en la casa, una ratonera!" "Discúlpeme Sr. Ratón, mas no hay nada que yo pueda hacer, solamente pedir por usted. Quédese tranquilo que será recordado en mis oraciones".

El ratón se dirigió entonces a la vaca, y la vaca le respondió: "Pero, acaso estoy en peligro?....Pienso que no", dijo la vaca.

Entonces el ratón volvió a la casa, preocupado y abatido, para encarar a la ratonera del granjero.

Aquella noche se oyó un gran barullo, como el de una ratonera atrapando a su víctima. La mujer del granjero corrió para ver lo que había atrapado. En la oscuridad, ella no vió que la ratonera atrapó la cola de una serpiente venenosa. La serpiente veloz picó a la mujer. El granjero la llevó inmediatamente al hospital. Ella volvió con fiebre alta. Todo el mundo sabe que para reconfortar a alguien nada mejor que una nutritiva sopa. El granjero agarró su cuchillo y fue a buscar el ingrediente principal: la gallina. Como la mujer continuaba grave, los amigos y vecinos fueron a visitarla. Para agasajarlos y darles de comer, el granjero mató al cordero.

La mujer no mejoró y acabó muriendo. El granjero entonces vendió la vaca al matadero para cubrir los gastos del funeral.

Moraleja: La próxima vez que escuches que alguien tiene un problema y creas que como no te afecta no es tuyo y no le prestas atención.... piénsalo dos veces.

¿Por qué ir a Misa?

Un asiduo asistente a misa le escribió al editor de un periódico quejándose que no tenía sentido ir a misa todos los domingos.

-"He ido durante 30 años", escribía, y durante ese tiempo habré escuchado como 3,000 sermones. Pero juro por mi vida que no recuerdo ni uno solo de ellos. Por eso pienso que estoy perdiendo mi tiempo y los sacerdotes también dando sermones.

Así empezó una controversia en la columna de "Cartas al Editor", para deleite del mismo editor. La misma que continuó por varias semanas hasta que alguien escribió lo siguiente:

-"Ya llevo casado 30 años. Durante todo ese tiempo mi esposa debe haber reparado 32,000 comidas, y juro por mi vida que no me acuerdo de ni un solo menú de alguna de ellas. Pero sí sé esto: Todas me alimentaron y me dieron la fuerza que necesitaba para hacer mi trabajo.

Si mi esposa no me las hubiera preparado, estaría físicamente muerto el día de hoy.

¡De la misma manera, sino hubiese ido a la iglesia para alimentarme, estaría espiritualmente muerto en la actualidad!".

¡Gracias a Dios por nuestro alimento material y el espiritual!

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