martes, 22 de septiembre de 2009

¿Qué es el Amor?

En una de las salas de un colegio había varios niños. Uno de ellos preguntó: - Maestra... ¿qué es el amor? La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en hora de recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajesen lo que más despertase en ellos el sentimiento del amor. Los chicos salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo: - Quiero que cada uno muestre lo que trajo consigo. El primer alumno respondió: - Yo traje esta flor, ¿no es linda? Cuando llegó su turno, el segundo alumno dijo: - Yo traje esta mariposa. Vea el colorido de sus alas; la voy a colocar en mi colección. El tercer alumno completó: - Yo traje este pichón de pajarito que se cayó del nido, hermano: ¿no es gracioso? Y así los chicos, uno a uno, fueron colocando lo que habían recogido en el patio. Terminada la exposición, la maestra notó que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido quieta durante todo el tiempo. Se sentía avergonzada porque no había traído nada. La maestra se dirigió a ella y le preguntó: - Muy bien: ¿y tú?, ¿No has encontrado nada? La criatura, tímidamente, respondió: - Disculpe, maestra. Ví la flor y sentí su perfume; pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma por más tiempo. Ví también la mariposa, suave, colorida, pero parecía tan feliz que no tuve el coraje de aprisionarla. Ví también el pichoncito caído entre las hojas, pero... al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí devolverlo al nido. Por lo tanto, maestra, traigo conmigo el perfume de la flor, la sensación de libertad de la mariposa y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo mostrar lo que traje? La maestra agradeció a la alumna y le dio la nota máxima, considerando que había sido la única que logró percibir que sólo podemos traer el amor en el corazón. Sabes, esto me lo envió quien me enseñó, que el amor no es Tomar, Arrancar, Capturar, Forzar, Ganar o Perder. Amar es llevar en el alma, es Recordar, es Disfrutar, Amar es ser LIBRE Y DEJAR LIBRE. Maria Escamilla (España)

La Cosecha

En un oasis escondido en medio del desierto, se encontraba el viejo Eliahu de rodillas, a un costado de algunas palmeras datileras. Su vecino Hakim se detuvo a abrevar sus camellos y lo vio transpirando, mientras parecía cavar en la arena. - Que tal anciano? le dijo: - Muy bien-contestó Eliahu sin dejar su tarea. - ¿Qué haces aquí, con este calor, y esa pala en las manos? - Siembro dátiles-contestó el viejo. - ¡Dátiles!! -repitió el recién llegado, y cerró los ojos como quien escucha la mayor estupidez- . El calor te ha dañado el cerebro, querido amigo. Dime, ¿cuántos años tienes? - Ochenta, ... pero eso, ¿qué importa? - Mira, amigo, las palmas datileras tardan más de cincuenta años en crecer y recién después de ser palmeras adultas están en condiciones de dar frutos. Aunque vivas hasta los cien años, difícilmente puedas llegar a cosechar algo de lo que siembras. Deja eso y ven conmigo. - Mira, Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró, otro que tampoco soñó con probar esos dátiles. Yo siembro hoy, para que otros puedan comer mañana los dátiles que hoy planto... y aunque solo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea.

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