sábado, 11 de abril de 2009
Con María en Pascua de Resurrección
- Hoy, María Santísima, es domingo de Pascua…el sol brilla de una manera especial en este día, en realidad, en ningún día del año brilla como hoy… al menos así lo siente mi alma…. Hoy iré a misa con mis niñas de catequesis, cantaremos alabanzas a tu hijo, las mayorcitas le recibirán en la Comunión, las más pequeñitas las acompañarán tomadas de sus manos, para que tu Hijo también
se quede en sus almitas puras…Hoy es un día feliz, hasta tendremos fiesta de Pascua….
- Pues me alegras el alma,…. Esto me recuerda mi primera fiesta de Pascuas de Resurrección…
- Cuéntame, Señora…
- Verás, era el tercer día después de la muerte de mi Hijo, María Magdalena y las demás mujeres me pasaron a buscar para ir al sepulcro antes del amanecer…
llevaban perfumes y estaban muy tristes… yo, en el fondo de mi alma, sentía una profunda paz, recordaba las palabras de mi Hijo… no sabía exactamente que sucedería, pero tenia la certeza de que Algo iba a cambiar la historia…
- ¿No les comentaste nada a ellas?
- No, existen caminos que cada uno debe recorrer por sí mismo… ellas lo entenderían cuando Jesús dispusiera que así debía ser….Al llegar al sepulcro el corazón de dio un salto, pues la piedra de la entrada estaba corrida…. Entraron ellas al recinto y me dijeron estaba vacío, yo quedé fuera… no necesitaba mas explicaciones, podía sentir la presencia de mi Hijo, mas, no le veía…. Me alejé unos pasos… cuando volví al lugar donde estaba María Magdalena allí le vi, con ella… pero no quise acercarme… Jesús la consolaba, le pedía que avisara a sus Apóstoles…… ella… tenía el rostro radiante…hizo lo que Él le pedía, vino junto a mí, nos miramos, ella me tomo las manos y, junto a las demás, nos fuimos rápidamente a la casa donde estaban los hombres… yo, a veces, giraba mi rostro, esperando verle, mas ya había partido…
- Señora ¿Por qué no a ti? Quiero decir, porque no te visitó especialmente a
ti, que eras su madre…
- Porque, amiga, mi Jesús conocía mi corazón, sabía que yo le esperaba, en cambio, los Apóstoles y las demás mujeres estaban desesperados, la Iglesia primitiva estaba sumida en la mas profunda tristeza, su Esposa, la Iglesia, le necesitaba imperiosamente, por ello, hija, es que el buen Esposo corrió a consolarla, el Esposo sería ahora, mas que nunca Camino Verdad y Vida….pero no te preocupes, nos encontramos Jesús y yo…
- ¿Cuándo?
- Cuando Él se presentó en la casa mientras las puertas estaban cerradas… unos segundos antes de que entrara percibí un intenso perfume, exquisito, desconocido, un perfume de eternidad… mi corazón latía fuerte…. Estaba cocinando, escuché entonces la voz conocida, la voz amada : “La paz esté con ustedes”… había llegado, el Hijo, el Mesías, el Cristo… me acerqué… escuche todas y cada una de sus palabras… los hombres estaban tan admirados que no cabían en sí… yo tenía muchas ganas de abrazarle…. Antes de salir se volvió hacia mí… me miró con todo el amor a que me tenía acostumbrada… fue una mirada intensa, profunda, que valió mas que mil palabras… sus ojos parecían repetir…”Mujer, aquí tienes a tus hijos”….. le vi partir, había ángeles con él, por un momento me pareció ver el rostro de Aquel que me lo había anunciado…
- ¿Y luego?
- Luego,..luego era el comienzo de la Misión de la Iglesia, el primer instante…”Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Noticia a toda la Creación”…,la casa era un estallido de alegría, los hombres se abrazaban, unos lloraban, otros cantaban… algunos, terminaban pidiendo silencio por temor a los soldados… luego, Pedro, pidió calma y les dijo…:”Hermanos, nuestras Pascuas serán, de aquí en mas, Pascuas de Resurrección, el paso de la muerte a la vida… de nosotros, de cada uno de nosotros, depende que este día no sea olvidado, que el significado de este día sea, para todos los pueblos, signo de esperanza, motivo de fe, fuerza en las pruebas….. de nosotros depende … Jesús nos acompañará, hasta el fin de los tiempos, pero es nuestra responsabilidad,
sostenernos unos a otros en el dolor, consolarnos en las tribulaciones, alentarnos en las pruebas que nos esperan, en resumen, ser Uno… que cuando el mundo nos vea, nos reconozca por el Amor, que puedan decir, por nuestra actitud “son seguidores de Cristo… Son Cristianos….
- Cristianos…. La primera vez que se pronunciaba ¿verdad, Señora?
- Así es, amiga, el corazón y el alma de todos se estremeció al oír la dimensión de esta palabra… Cristianos… Cristianos… quedaba ahora el esperar a la venida del Espíritu Santo…como Jesús mismo lo había prometido… pero esta era otra clase de espera… Comimos todos con inmensa alegría… y alguno de ellos dijo “Felices Pascuas, Amigos” y todos se saludaron… sí, Felices Pascuas amiga mía, Felices Pascuas para todos, también Felices Pascuas para ti, que has leído
estas líneas, recibe de esta madre un abrazo grande, apretado, intenso y todo mi amor, hijo de mi alma….todo mi amor en cada instante de tu vida, no dudes, hijo querido, en buscarme en tu tristeza, en tu alegría, en tu dolor, porque, en toda circunstancia, soy tu madre...
NOTA DE LA AUTORA:
"Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a la imaginación de la autora, sin intervención sobrenatural alguna."
Autor: María Susana Ratero
Etiquetas:Reflexión,Testimonio
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(Atom)
0 comentarios: