domingo, 5 de abril de 2009

Lluvia de Estrellas

Existen millones de estrellas en el cielo. Estrellas de todos los colores: blancas, violetas, doradas, rojas, verdes y azules. Un día, inquietas, las estrellas se acercaron a Dios y le dijeron: -Señor, nos gustaría vivir en la Tierra entre los hombres. -Así sea, respondió el Señor - Las conservaré a todas ustedes pequeñitas, como son vistas desde allá para que puedan bajar a la tierra. Se cuenta que, aquella noche, hubo una hermosa lluvia de estrellas. Algunas se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fueron a jugar y a correr junto con las luciérnagas por los campos, otras más se mezclaron con los juguetes de los niños y la Tierra quedó maravillosamente iluminada. Pero con el paso del tiempo, las estrellas resolvieron abandonar a los hombres y volver al cielo, dejando la Tierra obscura y triste. -¿Por qué volvieron? - preguntó Dios, a medida que iban llegando al cielo. -Señor, no nos fue posible permanecer en la Tierra. Allá existe mucha miseria y violencia, mucha maldad, mucha injusticia. - Y el Señor les dijo:- ¡Claro! - El lugar de ustedes es aquí, en el cielo. La Tierra es un lugar de lo transitorio, de aquello que pasa, de aquel que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere: ¡Nada es perfecto! El cielo es el lugar de la perfección, de lo inmutable, de lo eterno, donde nada perece. Después que llegaron todas las estrellas y tras comprobar su número, Dios habló de nuevo: - Nos está faltando una estrella. ¿Será que se perdió en el camino? Un ángel que estaba cerca replicó: - No, Señor, una estrella resolvió quedarse entre los hombres. Ella descubrió que su lugar es exactamente dónde existe la imperfección, dónde hay límites, dónde las cosas no van bien, dónde hay lucha y dolor. - ¿Qué estrella es ésa? - preguntó Dios nuevamente. - Es la Esperanza, Señor. La estrella verde. La única estrella de ese color. Y cuando miraron para la Tierra, la estrella no estaba sola. La Tierra estaba nuevamente iluminada porque había una estrella verde en el corazón de cada persona. Porque el único sentimiento que el hombre tiene y Dios no necesita tener es la Esperanza. Dios ya conoce el futuro y la Esperanza es propia del ser humano, propia de aquel que yerra, de aquel que no es perfecto, de aquel que no sabe cómo será el futuro. Tú puedes recibir en este momento la estrella verde: La Esperanza en tu corazón. No dejes que se te escape y no permitas que se apague. Ten la certeza que ella iluminará tu camino, sé siempre positivo y agradece a Dios por todo lo que tienes. Sé siempre feliz y contagia con tu corazón iluminado a otras personas. La Fe y la Esperanza son el mejor alimento del alma; no sufras de desnutrición... y, por favor, sé feliz, que no cuesta nada.....

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